-Te estuve esperando una eternidad. Así que no llegues a decirme que vienes y te vas, porque no lo toleraré más. – así terminó la llamada.

El chico estaba muy molesto y comenzó a patear sus zapatos. Su habitación era tan grande que requería de dos focos para iluminar bien. Uno de ellos comenzó a parpadear. Él miró hacia el techo mientras se sentaba en su cama. Suspiró.

-Es una maldita. – dijo para sus adentros.

Su mejor amiga entró a la habitación dando saltos.

-¡Many! – dijo apresurándose a darle un abrazo. De inmediato notó el estado de ánimo de su amigo.

-¿Qué ocurre? – dijo la chica mientras se acercaba a él para mirarlo a los ojos.

-Ella solo se fue – dijo Many con tristeza.

-Many… la situación ya estaba muy mal. Tú sabes mi historia, sabes que he estado mucho mejor desde que ya no le presto atención a quien me molestaba. Era cuestión de disfrutar el presente solamente.

-Yo sé, pero ahora se fue – dijo él.

-A lo que me refiero, es que puedes conocer más gente. Sobre todo conocerte a ti. Eso es lo más importante.

-La estabilidad es tan difícil de alcanzar – dijo él con preocupación en el rostro.

-Y te voy ayudar – dijo ella mientras se desvanecía.

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