No debía pensar en eso todo el tiempo porque no valía la pena. No lo era todo en la vida. Estaba opacando de a poco mi personalidad despreocupada, porque yo solía ser feliz con cualquier detalle existente.
Se perdió la alegría de un corazón amoroso que habiéndose encontrado engañado, decidió no confiar mas, y cuando lo hacía, la decepción corrompía rápidamente la paz lograda en años. Por eso ya no tenía tanto sentido el esfuerzo.
No importaba cuanto hubiese tratado de encontrar a quien considerase digno, nunca era suficiente, y tal vez eran una tontería mis criterios de selección porque me habían fallado por última vez.
Lo que parecía romántico y noble se llenaba de cobardia, desilusión y ausencia con el tiempo, no entendía si así sería la historia de mi vida, o era yo quien me daba a pisar tan fácilmente.
Es por ello que quería olvidar un poco y concentrarme en mí, en mí por vez primera. Necesitaba recordar lo que era sentirse plena sin necesitar a segundos, o al menos comprender que el amor que me podía otorgar yo misma era lo suficientemente poderoso para elevarme y sacarme del fango en el que había decidido refundirme.
