Permanecí a la espera en una supuesta soledad, hasta que mis días aunque nublados se comenzaron a aclarar. Me distraje, tome un tour y en un paraíso me fui a quedar. Cuando todo se rompía me volvías a besar. No eres como el café, eres vino; me controlas, me rellenas, me disparas, me envenenas, te disipas y luego lloro un poco. Eres la nueva razón de mi insomnio. Me das fuerzas y al mismo tiempo por ti mis fuerzas flaquean, me deslumbras, me perviertes, es de lo mas peligroso enamorarse de una mente. Flotas libre como espuma, como viento limpio, con locura; al sol opacas con tu mirada, la sonrisa es eterna por tus labios llenos de melancolía que provocan sueños y llenan de vida. Hueles a ocaso, a dulce agonía; me fundo en ti con un abrazo y te espero eterna, permito el paso a vuestro pasado mientras me quedo acostada a tu lado. No importaba más lo superficial porque desde un inicio penetraste en lo profundo de mi pensamiento; derrumbaste barreras vastas, llenaste el cazo de agua sagrada. Vislumbraste el todo de las palabras, llenaste mi alma que ahora derrama lava.

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