Desde tiempos antiguos se hablaba de la aguda histeria y de los métodos poco ortodoxos que la combatían. Había cierta desesperanza que me carcomía un poco al pensar en todas esas cuestiones, y era cierto que el ámbito de la salud mental se desenvolvía en un entorno fatal. En esos espacios terminé atormentada por la nube del fracaso con ideas tan malignas como el infierno mismo. Puse mi esperanza en el creador de mis anhelos y dicha acción fue recompensada porque todo volvía a brillar poco a poco y los deseos se iban cumpliendo lentamente. El dolor no se disipaba por completo y las adversidades continuaban pero cada vez eran menos pesadas. Yo quería confiar en la posibilidad de que todo fuese mucho mejor en algún momento. Mi presente se sustentaba en que mis decisiones y acciones me llevaran a una nueva realidad a pesar de los posibles conflictos que se irían presentando. Cada vez debía ser mejor.

Deja un comentario

error: Alert: La selección de contenido está deshabilitada!!