No he escrito desde hace mucho porque lentamente se me ha quitado la alegría de vivir. Después de noches de sonambulismo extremo y cuerpo cansado, la mente juega a desaparecer y no la pude alcanzar, cierta niebla no me permitió articular un pensamiento lógico en mucho tiempo y el dolor que comenzaba en el interior del corazón, que se extendía por cada fibra de mi cuerpo y me hacía sentir algo, ha desaparecido.
No pretendo ser petulante, solo busco quejarme y odiar mi existencia. Al menos tener una postura, no por la vida misma si no por lo que me ha pasado en el trayecto, las terribles situaciones de las que me hago participe, en donde todo engaña y no vale la pena.
Lo que hago ya es despreciable y en mi interior no hallo interés. Mi corazón elevado, flotador y machacado, aún lo estoy buscando.