La sensación primera no se olvida. Hablo de cualquier cosa, sobre todo del amor.

Es curioso como el corazón se acelera incluso al pasar el tiempo, y la consciencia solo se pierde en dicho tiempo y se confunde en el espacio. Tu voz proponiendo todo aquello que tal vez un día soñé, como en cuento de hadas me hace volar y me pellizco el brazo cada vez para tratar de convencerme de que no es un sueño.

Pasó eso de lo de los astronautas y los portales, tuve ese nerviosismo que solo me da cuando tengo miedo de perder. Es aquello que tú y yo conocemos porque ocurrió en la noche mientras estábamos juntos. La larga espera quedó en el aire y las conversaciones de mi inutilidad en tus campos y en tu ausencia. Me gusta decirte que me siento útil cuando nuestros planes macabros salen bien. También al ver tu sonrisa, al facilitarte la vida y cuando casi me obligas a aprender.

En ocasiones solo soy cursi, ya no debe sorprenderte, pero a mí, sí lo hacen tus propuestas, tus regalos, tus respuestas, tus miradas y tu esencia, que se une a mí cada vez más.

Retumban aun en mis oídos las palabras anheladas, los nervios por lo inminente. Tu mano en mi mano lo vuelve todo diferente…

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