Katsa caminada con rapidez rumbo al ascensor mientras volteaba hacia sus espaldas cada cierto tiempo.
Se percató de que alguien la seguía pero no lograba verle el rostro.
Se detuvo a analizar el panorama detrás de unas pinturas rupestres y de la escultura de un dinosaurio. El museo tenía muchas cosas interesantes. Katsa decidió robar una daga.
Notó que varios guardias de seguridad caminaban hacia su escondite; lentamente caminó de espalda y sintió como le cubrían la boca y la jalaban.
Cuando abrió los ojos se encontró en el momento justo antes de tomar la daga, como volviendo en el tiempo.
Encontró el bucle que andaba buscando.

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