Me dijeron que cuando Dios me hablara simplemente me sentiría en paz. Yo quería dormir para llegar a ese momento. Prefería que siguieras tomando fotos de mi frente y mi cabello que tanto te gustaba, y escuchar tus cariños y predilecciones sobre mi ser y mi cuerpo. Prefería cerrar los ojos y sentir esas manos perfectas que tú tienes, esas manos recorriendo mi ser entero en movimientos distintos, con diferentes presiones pero con el mismo cariño. Tal vez así me hablaba Dios.
Prefería esa paz y solo borrar la ausencia, quería unir nuestros cuerpos a la perpetuidad, y mientras tanto, dormir y recordar, porque tu voz por la bocina y en mi mente cada noche me permitía aferrarme a mis propios sueños y a mi propia voz, en una suerte de ilusión que auxilia en una vida compleja. La situación continúa con una brisa que arrulla,con tus ojos serenos y tu rostro de calma. Me dijeron que cuando Dios me hablara simplemente me sentiría en paz. Cuando estoy contigo las preocupaciones no existen. Tus abrazos me envuelven y se me olvida lo demás. Tal vez así me hablaba Dios.