A pocas horas de lo inminente me detuve a pensar, trataba de ser o al menos deparecer indiferente. Su recuerdo me llenaba por completo, yo sólo quería olvidarle.

No podía seguir queriéndolo de esa manera, ni siquiera un poco, ni siquiera nada. Me consumía la idea de estar aferrada a lo que parecía una vida construida en mentiras y en amores no correspondidos.

Me llega el supuesto enfoque que me dice que aun hay algo mas, que luche por lo que queda, pero de repente ya no hay nada.

Alejarme y no saber más de él era lo indicado, y si lo veía antes de lograr superarlo no sabia que pasaría. Debía darme prisa.

Quería emocionarme, quería vivir sin tener que meterlo a él en cada uno de mis pensamientos, sin quererlo, sin necesitarlo. Y estaba dispuesta a intentar cualquier cosa para hacerlo, aunque tuviese que agotar mi cuerpo y mi mente para no pensar en él; haría de todo, escaparía del mundo, escaparía de él.

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