Lo único que se puede llegar a desear con locura en determinado momento, es que alguien te ame de verdad. Los cursis me entenderán.
Pareciera que cada vez que se intenta llevar a cabo el procedimiento estará presente la maldición que dicta que serás quien amará con mayor intensidad para siempre, por toda la eternidad, y que en la mayoría de las ocasiones, no serás correspondido.
Ahí nacerá el dilema entre dejar ir las emociones como cada vez para no resultar herido, o tener la esperanza de que te amen con un poco más de intensidad, aunque tan sólo roce lo mínimo de tus capacidades sentimentales. Jamás llegarías a experimentarlo por completo y tendrías que irte destrozado una vez más.
No tendrías que buscar nada, eso solo alimentaría una esperanza lejana, ideales vanos, y un amor real inalcanzable. Es como si tuvieras que borrar de tu mente las posibilidades y seguir adelante en una suerte de plan perfecto. En algún lugar de la Tierra, tal vez exista tu otra mitad, quien va sintiendo y sufriendo lo mismo que tú sufres, que camina por la vida esperando encontrarte, esperando que veas más allá de ese horizonte de soledad y tristeza que otros han plasmado en tu lienzo, y aunque pareciera que la tristeza es eterna, tal vez habrá amor escondido más allá de lo que se ve por ahora, cuando la elección que tomes sea en el momento preciso y las posibilidades fallen a tu favor, habrás cruzado ese horizonte de dolor, lo habrás dejado ir, entonces llegará el amor y así encontrarás la verdadera satisfacción de sentirse amado.