Es como si se te clavara una espina en la frente. Así empieza. No te deja pensar en otra cosa que no termine en violencia.
Olvidar es bueno, y sirve para algo. No permite que tu cerebro se sature de odio y nuble por completo tu lógica. Es raro. Por eso también olvidamos lo sueños.
Para eso sirve el cansancio. De otra manera tal vez seríamos criaturas monstruosas que no conocen la compasión. La misma necesidad de comida y de sueño nos corrompe. La comida y el sueño que se sustentan con dinero y mientras más se tenga mejora lo anterior.
Cuando veo más de mi, por ahí desperdigado en el pasto, sé que en realidad no soy yo y que son como esos frascos que se sustituyen el uno al otro en las fábricas que empaquetan productos. Todos los recipientes se parecen y sirven para algo excepto cuando no.
Quiero dormir y tengo trabajo por hacer. Me corrompo en ideas de odio porque tengo cansancio. Mi cansancio me impide matar al que me remplaza a cada segundo que se me cuartea el cristal.
Nos corrompe lo que nos hace humanos.