¿Por qué sufriría por una persona que sólo se preocupa por sí mismo, que no quiere, que no ama, que me rompe y hace lo que le da la gana? Es una persona que abandona, pisotea, lastima y jamás pide perdón.

Una mujer estúpida, en eso me he convertido, alguien que lanza alaridos idiotas al aire envenenado que gira alrededor de su garganta, no me queda más que un triste sollozo luego de horas de angustia porque el cuerpo se agota y el alma inmortal al fin es asesinada.

Expirar, que solución tan posible, que olvido más dulce; es más tragedia que disparate.

Soy idiota, y necesito escucharlo diario para bajarme los zumos de la cabeza, para eliminar un gramo en mi necesidad de afecto, para controlar la autoestima alta por las mentiras que se destrozan en la intimidad.

Soy idiota, por esperar dentro de esa triste historia de amor no correspondido, que llena los latidos y que parte el corazón; por no saber creer, o por creer mal, por creer que lo falso es cierto y que lo cierto es falso, con las pruebas obvias, con la soledad.

Soy idiota, por aferrarme a sueños lacerantes que despiertan mi aún fragante esencia de eternidad.

Dime que soy idiota, por amarte y creerte, por soñarte, esperarte y por todo lo demás.

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