En los últimos días, había notado algo sospechoso en mi hermano. Cada noche parecía albergar cierto temor al apagar la luz.
En determinado momento simplemente desapareció de la habitación y lo dejé de ver por días. Después de eso una especie de insecto pequeño se la pasaba sobre su cama.
Lo curioso de ese suceso me dio un poco de miedo, gracias a mi escepticismo y a que no sabía que hacer al respecto, me dormía pensando que eso no era posible.
Sin embargo, ya muy entrada la noche, los sonidos crepitantes de un insecto gigante me despertaron por completo y ahora si me llené de pánico.
La primera idea que me surgió al ver a semejante monstruo, fue buscar un lugar para ocultarme. Así que entré deprisa al armario.
A pesar de mi brillante idea, me percaté de que no había sido la mejor, al observar con detenimiento el interior del armario, pude notar que los posibles hijos, hermanos o demás familiares de aquel insecto, habitaban en ese lugar, por lo que salí disparada hacia afuera en busca de la ayuda de un adulto que estuviese mejor calificado que yo para este tipo de situaciones.
Al salir del armario, me encontré con la normalidad más profunda que pude haber imaginado: mi hermano dormía en su cama con su lámpara de noche encendida en el mueble de al lado.
Recordé que antes de que todo ocurriera, yo había tenido la genial idea de apagarle la luz, por lo que relacioné eso con su posible transformación en insecto, y con la aparición de aquel monstruoso ser.
Ahora sí que podrán llamarme supersticiosa o todo lo que quieran, pero a partir de ese día, no he vuelto a apagar la luz al dormir.