Me pregunto qué sentirías si te dijera que vi a alguien que me gustó mucho hoy y que si no estuvieras tú tal vez me lo hubieran presentado, para después repetirte una y otra vez lo atractivo que era el hombre que vi. Una y otra vez. Me gustaría saber qué sentirías si te culpara por las oportunidades perdidas y te restregara la opinión pública solo para que supieras que eres un mero impedimento para mi deseo sexual.

También quisiera saber: si me amo tanto a mí sobre todo lo demás y si tanta lógica guía mi vida, ¿por qué me sigo sintiendo mal? No hay ninguna información nueva y parto desde aquel año trágico en que inició cierta decadencia que logré convertir en éxito. ¿Cómo es que lo logro? Por eso me admiro y me respeto, pero sigo sintiéndome mal por pensar que aguantaré por siempre cualquier cosa. La resiliencia eterna dejó de parecerme buena pero no pienso abandonarla. ¿Qué clase de amor me doy a mí misma si permito que me pase de todo solo para demostrar un punto?

Sé que me valoro y ahora lo sé más que nunca; eso, mi valor, y es por eso que más coraje me da el sentimentalismo, la idealización, el romance al que no he logrado renunciar porque sé que me lo merezco. Sé que hay altas y bajas, es normal pero yo odio colocarme en el inicio de todo una vez más, como si no hubiera avanzado, como si no hubiera hecho nada nunca y estuviera estática en el universo. ¿Es un fracaso acaso? Dicen que lo tome como un aprendizaje pero si ya lo he vivido por tantos años y sigo haciendo lo mismo, ¿qué estoy aprendiendo?

No logro sacarlo todo, no logro resignarme, sé lo que tengo que hacer, lo que tengo que sentir a cada momento sin dudar para que todo siempre funcione. ¿Me estoy manipulando a mí misma?, ¿Cómo me puedo poner tan mal por pequeñeces? El tiempo no avanza en mi interior y sé que soy otra persona, que no soy la misma de antes, pero lo que más me ha disgustado de mí sigue aquí y no me deja avanzar.

Hoy no puedo dormir por el café que decidí tomar, por las cosas horribles que mi mente piensa y por las estupideces que me llegan del exterior. Siempre la misma historia, el mismo concepto, la misma trama, el mismo contexto, como un maldito npc condenado al fracaso al tener que tomar una decisión importante, porque está programado y solo sabe volver al inicio cuando las opciones se agotan.

No sé en qué momento tomaré una decisión que me ayude a apartar lo que más me hace daño, a responder sin mi empatía exagerada y con respeto a mí misma, sin la normalización de lo que no me gusta ni la minimización de mis emociones, porque si algo no me gusta, debería poder eliminarlo y ya, o al menos no sentir nada.

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