Estuve consumida por un odio ciego que nunca tuvo sentido ni razón de ser. Me siento afligida porque de alguna forma me fallé, me perdí, te perdí, lo perdí y nos perdimos.

No logro entender cómo llegué a tanto, me sacrifiqué y me olvidé de quién realmente soy. Siempre fui sensible y casi invisible. Me escondía y me hacía feliz todo aquello que no se muestra, lo íntimo me daba paz. Intentaba nunca pelear con nadie.

De repente llega un hombre como tornado, que desgarra lo armado y le da vueltas a todo mi mundo. Me llueven comentarios: ¿quién eres?, ¿qué te pasó? No lo sé, hice de todo por tenerlo a mi lado.

Sé que desde hace unos años no me conozco, que pensé que cuando lo encontré a él todo era felicidad, que era yo misma, que no me daba miedo nada, que lo que la gente piensa siempre es mierda, que ahora era dueña del mundo y nada me podía afectar.

Luego llegaste tú. No sabía de tu existencia y al saber de ti, sentí el dolor más grande que pude haber tenido en la vida. Sentí que me hundía, que vivía una mentira. Y si, te entiendo perfectamente porque tal vez él te hizo lo mismo que a mi muchísimas veces más. Aunque me digas que no y te hagas la fuerte. Sé que lo amas y que al igual que yo, no sabes como lidiar con la indiferencia que muestra, con su desapego, con su irresponsabilidad, con esa personalidad que aparentemente debería alejarnos y sólo nos ata. No sabemos porqué, no era lo que deseábamos; queríamos un amor bonito, un amor del bueno, una relación en la cuál no haya más mujeres, ni más engaños, ni dudas, ni cosas ocultas.

Sé también que te acoplas a lo que él quiere, se que te pareces más a mi de lo que ambas quisiéramos. Tal vez lo que te diga no tenga relevancia en tu vida, pero quiero que sepas que hoy desperté y no sentía ese rencor que me provocaba saber que él estaba con las dos. Siempre pensé que sabías lo que hacías al lastimarme a mi, al estar con él sabiendo que él estaba conmigo. Yo nunca supe nada, y por eso me sentía traicionada. Pero no es tu culpa amarlo, y no soy nadie para intentar alejarte de su vida. Cada quién hace lo que puede, con lo que le ha sido dado y te pido perdón por el mal manejo de mis emociones, por la ira, el rencor y el dolor mal enfocado. Perdón si te lastimé. Yo sé que no nos conocemos, que lo que hablamos tal vez ha sido por conveniencia, que las indirectas a veces ni siquiera son ciertas, porque al menos yo nunca me haía sentido así.

Quien ama tanto como para renunciar a sí misma no puede cargar con tanto odio, y aunque no sea odio, son sentimientos negativos que perturban, que lastiman, y yo no puedo más.

Tal vez algún día encontremos a quien realmente nos ame y nos valore. Tal vez tú ya lo tengas. Sólo quisiera hacer lo correcto esta vez. Créeme que lo que más deseo es eso, alejarme y no equivocarme más, pero sabes lo difícil que es eso.

Por mi parte te pido perdón por todo lo que dije e hice, no fue mi intención, sólo tenía mucho dolor. Espero de corazón que seas todo lo feliz que puedas; por lo que he sabido de ti, eres una linda persona y lo mereces. No te pido que entiendas lo que hago, ni que lo aceptes; realmente no sé como reacciones ante cosas como ésta, pero te juro que hoy quería decirte eso. No quiero pelear más por un hombre. Lo amo, y lo amas, él no sabe lo que quiere. Y no importa los defectos que tenga, así lo queremos. He decidido respetar las decisiones de los dos, terminé un poco conmigo misma porque siempre me gustan las cosas formales y que se hagan bien, y ya no sé en que me he convertido.

Seguirás ahí para él, como un bálsamo, una mano amiga, yo intento hacer lo mismo. No sé si te duela tanto como a mi, siento que no podré. Sé que intentas estar con él hasta que dejes de amarlo, o pretender estar sin sentir nada. Hice lo mismo, y al amor no lo engañas, siempre vas a querer más. Tal vez algún día logres tener todo eso que anhelas, yo sé que quieres amor del bueno, no dejes que te cambien, sé tú misma, ama todo lo que puedas, no pongas barreras, derriba el temor y no te sientas inferior a nadie, porque no lo eres, eres linda y eres fuerte; puedes hacer lo que tú quieras. Cada persona es única y vale muchísimo.

Nuestra autoestima se vio afectada por los engaños y las comparaciones, los cambios, por ver quien es mejor y de eso no se trata, no es una competencia; todo esto nos desgasta. No hemos sido valoradas. Todo nos lleva a más dolor; fingimos que nos vale, que no sentimos, que nada nos afecta, pero sabes que no es así. Duele, todo duele. Pero basta, ¿quién quiere vivir así?

Intenta ser feliz, eso si te lo ruego, que no se te pasen los años, vive ahora y haz lo que te gusta, lo que quieres realmente. Deja las máscaras. En el fondo nos conocemos muy bien.

Éste es mi tratado de paz, se te hará raro todo lo que dije, pero lo que sientes, lo siento; lo que te duele, me duele. Merecemos ser felices, y yo no soy nadie para impedírtelo.

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