Caminaba con un toque de sonambulismo escaleras abajo. Me detuve cuando sentí que me caería. Los pensamientos iban y venían. No, no era resaca porque nunca tomaba nada. Seguí bajando cuando me recuperé.

Tenía odio, eso sí. El día anterior recorrí la estancia en donde lo escondí para que sus manos recorrieran mi piel como cada vez. Hablé con él por la noche y cuando colgó, una sensación de pesadez me invadió. Estaba mintiendo de nuevo, si era pregunta o afirmación no importaba ya.

Así fue que me encontré en el ciclo de nuevo. Corrí hacia el refrigerador en busca de agua y otro soporífero pero ya era tarde. El golpe de calor me dio de lleno, y todos los sentimientos de amor y ternura se convirtieron en lujuria y dolor.

Continué recorriendo la casa pensando en él con la golfa aquella y todas con las que nos habíamos metido. Recorrí la casa mientras recorría mi cuerpo con las manos, el amor era odio.

Quería calmarme y dormir más porque si no lo hacía podía matar. Era lo que el dolor me había enseñado. Entré a la ducha y dejé que el agua cayera sobre mí en un intento de relajación. No podía dejar de pensar en cómo era que me estaba llenando de un odio que el día anterior era deseo y amor. Deseaba verlo y besarle, escribirle mil cartas y decirle que no importaba nada, que lo amaba y que siempre lo haría.

Parecía que un demonio se había apoderado de mi cuerpo y comenzaba a consumir cada parte buena. Como convirtiéndome en mujer lobo, era una estupidez, pero me estaba transformando toda. Llegué a no sé qué cuarto raro y en automático saqué un arma. Mi mente me asustó pues nunca quise morir, pero la curiosidad siempre me enterraba en situaciones irreparables.

Sin saber que hacía, terminé detrás de una puerta, respirando acompasadamente. Pensaba en ellos dos una vez más. Odio. Traición. Estaba cansada de esa tontería. La solución a todo siempre es muerte.

La puerta se abre y disparo sin siquiera inmutarme. Cae un hombre. Disparo de nuevo, cae una mujer. Paso caminando sobre los cuerpos, levanto una maleta que no sé de dónde saqué. Salgo. Supongo que eso es todo. Así se rompe un ciclo.

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