Tengo mis momentos de miedo. Una reflexión profunda se apodera de mi ser y no logro ver más allá de cierto odio restringido en la vida real. Y lo contienen cuanto pueden pero una pequeña parte se deja ver por medio de lo virtual, y me da miedo, así que me la paso escondida.
No pienso que lo que yo creo es lo correcto, pero no suelo llegar tan lejos en mi afán de lastimar, así que mi cerebro no me da para explicar demasiadas situaciones en las que parece que nadie tiene razón.
Tocan la puerta y me despierto, me dirijo a abrir y entra corriendo un sujeto perseguido. Le digo que qué le pasa y me da un poco de taquicardia. El sujeto cierra mi puerta con la cadena por dentro y empiezo a pensar que me va a matar.
Me voltea a ver con cara de miedo y preocupación y me pide perdón como mil veces por segundo. Comienza a explicar que lo persiguen, en mi cara quiero reflejar un no me importa pero nunca se me quita lo chismosa y comienzo a asentir. El sujeto acelerado comienza a calmarse poco a poco y se sienta en mi sillón mientras continúa con la historia.
Todo es tan trágico que me pongo a servir café y me siento en el otro sofá. Le termino diciendo que no se que hacer con mi vida en ese momento, y que estoy a punto de abandonar todos los planes que tenía.
Me dice que está pasando por lo mismo y tomamos decisiones importantes de repente.
Lo vi de lejos en una fuente, tal vez esa fuente famosa de Italia, y corrió a saludarme después de ver como arrojé mi moneda. Me dijo que arrojó su moneda y que había pensado en mi. Le dije que era demasiada coincidencia y él lo llamó destino.
Terminé en una estación de metro después de un tiempo, en esa estación de metro de la Ciudad de México que tiene casi enfrente un enorme parque, esculturas y un museo muy famoso. Yo solo habia ido a caminar y me sentí observada.
Lo encontré otra vez y me dijo que ya no podía con las casualidades, yo le dije que llevaba tiempo soñando lo mismo y que cada vez me lo encontraba en un nuevo e icónico lugar. De inmediato comprendió mis preocupaciones mientras en mi se disipaban al ver su cabello ondear con el viento.
Le dije que nos volveríamos a encontrar cuando mi cerebro tuviera suficiente energía, como para recordar y como para crear, él me dijo que ya no quería despertar.
Eso me dio miedo porque reforzaba mi creencia de la simulación virtual. Recordé los mensajes de odio del mundo y me asusté otra vez. No quería quedarme atrapada en ningún mundo aunque pareciera perfecto.
Casi siempre me olvidaba de mis miedos porque me ponía a crear nuevos y nuevos sin parar. Los anteriores se me olvidaban.
Un día no lo vi más, y comenzaba una nueva vida de super estrella con personas conocidas que ya me habían lastimado, ibamos directo a una situación de la vida real pero de una manera masiva, con repeticiones en bucle y con cierta melancolía. No quería que se repitiera la historia pero todo parecía estar programado.
Desperté y me acordé del chico perseguido, el mismo del museo, del metro y de toda la vida. No supe cual era la realidad correcta pero sentí que tomé la decisión equivocada porque no lo he vuelto a ver.